Han pasado días, semanas, o incluso meses desde que decidiste cerrar definitivamente ese capitulo de tu vida, y de repente, cuando crees que ya estás lista para seguir adelante aunque las heridas duelen, esa persona reaparece en tu vida.
Te dice que ha cambiado, que te quiere y que cometió un error... pero, es realmente así?!. Deberías darle una segunda oportunidad?! En este post, te invito a reflexionar sobre por qué, en muchas ocasiones, volver con alguien que nos hizo daño no es la mejor opción.
Imagínate una rosa preciosa que parece perfecta hasta que la tienes en la mano, pero entonces sientes las espinas afiladas clavándose en tu piel. Sangras, pero a pesar del dolor, sigues sosteniendo la rosa porque es tan hermosa que no puedes evitarlo. A menudo sentimos lo mismo en las relaciones con personas que nos hacen daño. Esos momentos de belleza, esos raros destellos de felicidad, nos mantienen en la ilusión de que vale la pena sufrir por lo que parece perfecto.
Una rosa tiene espinas y si la vuelves a agarrar, volverás a sangrar. Lo mismo pasa con las personas que te hacen daño. Su belleza y tu esperanza no compensan el dolor que te causa. Cada vez que regresas, corres el riesgo de perder más de ti misma, incluso más de tu paz y dignidad.
La gente rara vez cambia sus patrones de comportamiento: Cuando alguien te lastima, no es solo un momento, es un patrón si se repite de nuevo. Si alguien te ha demostrado que no respeta tus límites, hay posibilidades de que lo vuelva a hacer. Las palabras de disculpa y las promesas de cambio pueden ser convincentes, pero las acciones hablan más alto. Las personas que realmente te valoran no te lastimarán ni se aprovecharán de ti. Si vuelves a hacerlo, corres el riesgo de caer en el mismo ciclo de dolor que ya conoces una y otra vez.
Perdida de confianza: Digamos que tu ex te engañó y lo perdonaste. El perdón permite que la persona que perdona siga adelante, pero lo puedes olvidar?!. El autoestima se pone a prueba y volver con alguien que te ha traicionado te hará dudar constantemente de sus acciones y palabras. Esa falta de confianza generará ansiedad y duda sobre si la historia se volverá a repetir con un alto costo emocional para ti.
Nadie que te quiera de verdad debería arriesgar el perderte.
La herida necesita tiempo para sanar: Si te hirieron, necesitas tiempo y espacio para sanar y verlo todo desde otra perspectiva. Regresar a la misma situación que te causó ese dolor dificulta el proceso de sanación. Así como una herida en tu cuerpo necesita aire fresco para sanar, tu alma necesita distancia de aquello que la lastimó. Si regresas, la herida no solo permanecerá abierta, sino que también puede hacerse más profunda.
Existe el riesgo de que te pierdas. De perder tu propio yo: Por desgracia, esto cala muy profundamente en el autoestima creyendo que tal vez fue tu culpa, que tú eres el problema, quedándote en una relación poco sana por miedo a quedarte sola o vivir una alerta constante por si te falla de nuevo. Por no hablar de la tristeza profunda y la depresión, siendo reacciones muy comunes al experimental un daño tan profundo emocional.
Decidir parar no es fácil, pero es la única solución: Cuando regresas con alguien que te hizo daño, a menudo comienzas a reducir tus expectativas y límites para ser aceptada. Esto conduce a una pérdida gradual de tu propia identidad. Comienzas a adaptarte lentamente, sin darte cuenta de que estás descuidando tus propias necesidades, sueños y valores, volviendo una y otra vez al dolor. Amar a otra persona nunca debería ir en detrimento de amarte a ti misma.
El amor sin respeto no es amor: Yo no sé porque tenemos tan interiorizado que el amor duele y hay que lucharlo, cuando realmente es todo lo contrario.
El amor es gentil, paciente y comprensivo. Si eso no está presente, solo de vez en cuando, es mejor seguir adelante, y aunque es un topicazo, la realidad es que hay personas que te darán tu lugar. No olvides que tu futuro no lo determina una persona que no te valoro.
No a las venganzas: Cuando decides no vengarte de la persona que te hizo daño, tomas una de las decisiones más valientes. Te eliges a ti misma, a tu valor, y a tu felicidad. La herida te enseñó una lección, pero ahora es el momento de permitirte sanar, crecer y descubrir un mundo donde el dolor no sea tu compañero.
Recuerda: Tú tienes el poder de elegir lo que es mejor para ti. No te conformes con menos de lo que mereces, y si lo necesitas, busca ayuda.
Me ha encantado el post
ResponderEliminar