La tecnología ha mejorado nuestras vidas, pero en cierta parte ha contribuido a que estemos más pendiente del teléfono e Internet a donde quiera que vayamos... Pero pasar demasiado tiempo suspendidos de la pantalla, puede afectar en mayor o menor medida a nuestra salud mental.
Y es que las redes sociales no son del todo malas sabiendo usarlas y poniendo una barrera que diferencie lo que es unos segundos de la vida de una persona que comparte una foto; en cambio, el hecho de poder divulgar con otras personas nuestras aficiones, afinidades
Seamos honestxs, la vida de nadie puede ser tan perfecta y ordenada como muchos feeds que se muestran en Instagram.